jueves, 17 de marzo de 2011
Sectores económicos de la región
Se destacan en Atlántico las actividades industrial, comercial, financiera y de transporte. En Bolívar es importante la actividad industrial y la promoción del turismo al igual que en Sucre. Vale la pena destacar la producción de minerales como el carbón de El Cerrejón y Montelibano, el ferro-níquel y el gas natural. Tiene lugar igualmente la explotación de sal en Manaure y Galerazamba. Los principales cultivos de la región son el plátano, el algodón, el banano, el arroz, el café, el cacao, la yuca, palma de aceite africana y las frutas.
También es muy importante la ganadería que se desarrolla en las llanuras del departamento de Córdoba, Magdalena, Bolívar, Sucre, Atlántico y Cesar.
Literatura
La Oralidad: todas las culturas tienen su oralidad pero no escritura.
· Además tiene lenguaje y pensamiento.
· Se dice que las diferentes lengua Tienen su origen en la combinación de árabe y occidental es decir como un idioma indoamericano.
· Las comunidades primitivas se comunicaban a través del lenguaje su fuente de saber es decir la transmisión del conocimiento se hacía de forma oral.
· Se cree que la poesía fue la primera transmisión oral que se dio
Dentro del marco de la literatura colombiana ésta es muy compleja y dotada de imaginación, creatividad y un excelente estilo en la narrativa y el ensayo. Varios de los representantes de este género mantienen un orden cronológico de los acontecimientos que le dan a los personajes de sus novelas un mundo mágico y creativo.
Si bien, Gabriel García Márquez, nuestro premio Nóbel de literatura es uno de los máximos exponentes de la narrativa mundial, su estilo y dinamismo le permite ser muy original, hasta la medida, de llevarnos en sus sueños a ese mundo "Macondiano", creado en sus obras y que le han dado vida a los distintos personajes que ha inmortalizado a lo largo de su carrera de literato.
En cuanto a los ensayistas colombianos estos se desempeñaron dentro de los momentos más importantes en cada uno de los géneros. Para ello, adelantaron los poemas y los planes de las mismas figuras para el adelanto de las letras.
En el departamento de Antioquia se presentó una época gloriosa de la literatura. Uno de los máximos representantes fue, Baldomero Sannín Cano, ensayista y literato que hizo alarde de sus conocimientos en los años cuarenta y cincuenta.
Quizá por eso, el costumbrismo resalto todo tipo de ideas que llevó a cada uno de los mismos informadores a realizar eventos costumbristas en el mismo medio de las comunicaciones, en tanto que se desarrolló un lenguaje más popular y arraigado a las costumbres de los pobladores y campesinado de la época.
Por lo tanto, en la costa norte de Colombia surgieron literatos que conformaron el grupo más importante de los años cincuenta como lo fue el "grupo de la Cueva", conformado por Alfonso Fuenmayor, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón , quienes fueron un grupo de intelectuales que se consagró en la ciudad de Barranquilla e incidió en el resto del país como un ejemplo de "irreverentes" en la cultura.
En Santa Fe de Bogotá, se destacó el más selecto grupo de literatos, poetas, ensayistas, escultores, pintores en los últimos años. Es por ello, que a la ciudad se le conoció en la década de los años sesenta como la "Atenas de América".
En diferentes sitios de la capital (El centro), en los cafés de la época de la Bogotá culta y educada, hombres de la talla de León De Greiff, Juan Lozano, Eduardo Caballero Calderón, entre otros), forjaron todo un grupo de amigos que expresaron sus conocimientos en las distintas universidades y centros culturales de Bogotá, con el fin de incrementar los conocimientos del mismo.
Desde sus orígenes la literatura colombiana asimila las formas y contenidos de la cultura europea y española principalmente desde el romanticismo al modernismo.
Entre los principales autores del siglo XIX cabe destacar a Gregorio Gutiérrez, Epifanio Mejía. José Eusebio Caro, Antonio Gómez Restrepo, Jorge Isaacs, Tomas Carrasquilla y Vargas Vila.
Entre los principales autores del siglo XIX cabe destacar a Gregorio Gutiérrez, Epifanio Mejía. José Eusebio Caro, Antonio Gómez Restrepo, Jorge Isaacs, Tomas Carrasquilla y Vargas Vila.
Entre los modernistas se encuentran, José Asunción Silva, Guillermo Valencia y la llamada generación del " Centenario", con novelistas como: José Eustacio Rivera y poetas como Porfirio Barba Jacob y Luis Carlos López, contrario ya al modernismo.
En la década de los treinta del siglo XX, aparecen dos generaciones: "Piedra y Cielo", con Jorge Rojas, Eduardo Carranza, que cultivan formas de vanguardia y experimentalismo, y la generación de "Los Nuevos", con Rafael Maya, Eduardo Caballero Calderón y Jorge Zalamea, entre otros.
En la década de los treinta del siglo XX, aparecen dos generaciones: "Piedra y Cielo", con Jorge Rojas, Eduardo Carranza, que cultivan formas de vanguardia y experimentalismo, y la generación de "Los Nuevos", con Rafael Maya, Eduardo Caballero Calderón y Jorge Zalamea, entre otros.
A su vez, en la década de los años sesenta se formó el grupo MTO, revista que expresará una importante revitalización de las actividades literarias. De sus filas emergerán autores como, Gabriel García Márquez, Manuel Zapata Olivella, Pedro Gómez Valderrama, y en el ensayo Germán Arciniégas.
Dialecto y lenguas
Se puede hablar de un solo dialecto en la región, el cual hace parte del español caribeño, cuya base más probable es el dialecto andaluz, pero que a su vez presenta marcadas diferencias subregionales.
Los rasgos distintivos del español hablado en la región son:
- La aspiración de la /s/ antes de consonante y su pérdida al final de palabra.
- La pérdida de la /r/ final (como en los infinitivos).
- La aspiración de J y GE - GI: /h/
- La caída de la /d/ intervocálica (como en los participios).
- Dialecto de La Guajira, Cesar, mayor parte del Magdalena y mitad septentrional del departamento del Atlántico. (No se presenta el fénomeno de la geminación).
- Dialecto de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba y mitad meridional del departamento del Atlántico, a partir de Sabanalarga. (Se presenta el fenómeno de la geminación). Dentro de estos dos grandes grupos se encuentran otras variantes fácilmente distinguibles por el vocabulario y la entonación (acento): costeño general (variante de Barranquilla y sus alrededores, mayor parte del Magdalena y mitad meridional del Cesar), sabanero, norguajiro (mitad septentrional de la Guajira) y surguajiro o norcesarense (mitad meridional de la Guajira y mitad septentrional del Cesar).
Teatro
El nuevo Teatro en Colombia surgió en la década del sesenta y reflejó los cambios políticos y sociales que vivía el país y que se captaban en la vida cultural. A pesar de ser el género "literario" que más tardo en tener un desarrollo independiente de las corrientes culturales foráneas, apareció en los últimos años como un baluarte de patrimonio cultural y multiétnico de Colombia.
El Nuevo teatro es la concertación de una cultura popular que ha sabido resistir a través de los años: la discriminación, la marginación y la represión ejercida por la cultura oficial dominante; que ha controlado todos los medios de comunicación, que ha regulado los programas educativos y que ha definido la política cultural nacional.
De otra parte, la Creación Colectiva, los talleres de dramaturgia, las escuelas de teatro, los seminarios e intercambio entre los diversos grupos, los encuentros teatrales nacionales y los grupos de teatro fomentaron la dramaturgia en Colombia, con la producción de obras nacionales en forma colectiva, con la formación de dramaturgos y actores a través de talleres y actividades experimentales y con formulaciones teóricas que ayudaron a consolidar la dramaturgia nacional.
Estas actividades han permitido el intercambio de experiencias de los grupos en festivales nacionales e internacionales que fortalecen esta labor artística.
El teatro colombiano recrea las peripecias del hombre pero con cierta intención política, debido a que presenta la realidad cambiable y al ser humano con alternativas; proyecta la imaginación de un mundo mejor y con mayores posibilidades para todos.
La utopía se traslada al futuro y su consecución es una responsabilidad colectiva. Es un teatro que aboga por la comprensión del pasado y del presente para posibilitar los cambios necesarios que nos conduzca a un mundo mejor.
El nuevo Teatro en Colombia surgió en la década del sesenta y reflejó los cambios políticos y sociales que vivía el país y que se captaban en la vida cultural. A pesar de ser el género "literario" que más tardo en tener un desarrollo independiente de las corrientes culturales foráneas, apareció en los últimos años como un baluarte de patrimonio cultural y multiétnico de Colombia.
El Nuevo teatro es la concertación de una cultura popular que ha sabido resistir a través de los años: la discriminación, la marginación y la represión ejercida por la cultura oficial dominante; que ha controlado todos los medios de comunicación, que ha regulado los programas educativos y que ha definido la política cultural nacional.
De otra parte, la Creación Colectiva, los talleres de dramaturgia, las escuelas de teatro, los seminarios e intercambio entre los diversos grupos, los encuentros teatrales nacionales y los grupos de teatro fomentaron la dramaturgia en Colombia, con la producción de obras nacionales en forma colectiva, con la formación de dramaturgos y actores a través de talleres y actividades experimentales y con formulaciones teóricas que ayudaron a consolidar la dramaturgia nacional.
Estas actividades han permitido el intercambio de experiencias de los grupos en festivales nacionales e internacionales que fortalecen esta labor artística.
El teatro colombiano recrea las peripecias del hombre pero con cierta intención política, debido a que presenta la realidad cambiable y al ser humano con alternativas; proyecta la imaginación de un mundo mejor y con mayores posibilidades para todos.
La utopía se traslada al futuro y su consecución es una responsabilidad colectiva. Es un teatro que aboga por la comprensión del pasado y del presente para posibilitar los cambios necesarios que nos conduzca a un mundo mejor.
Plato tipico del Caribe
Se pueden degustar multitud de platos como sancochos de sábalo, de bocachico, trifásico, de guandú, de gallina, de costilla, de rabo, de mondongo, de fríjoles (cabecita negra, zaragoza), mote de queso, rundown; pescados como la mojarra, el bocachico, el sábalo, el lebranche, el pargo, la sierra, el chivo; mariscos como el camarón, langosta, langostinos, ostras, chipichipi; la carne en posta, guisada, asada, puyada; el chicharrón; animales de monte en distintas preparaciones como el chivo, carnero, icotea, ñeque, guartinaja, pisingo, mono, armadillo, tortuga, tapir, venado, saíno; el friche; el ñame; la butifarra; todo tipo de arepas, entre las que sobresale la arepa de huevo; la carimañola; las empanadas, entre las que sobresale la empanada con huevo cartagenera; la hallaca y el pastel (de arroz); el patacón; los buñuelos de frijol cabecita negra, los bollos de maíz, de angelito, de yuca y de plátano; los diabolines, las almojábanas, los queques, el quibbe, la tajada de plátano maduro frita, el queso costeño, el suero. Entre las bebidas, refrescos de frutas frescas como anón, corozo, guanábana, mango, marañón, tamarindo, guayaba, zapote, níspero, el boli, el agua de panela con limón, el agua de arroz, el agua de maíz, entre otros. Arroces de coco, de lisa, de pollo, de fríjol cabecita negra, blanco, de fideos, de chipichipi y el cucayo. Dulces como la alegría, el caballito, el enyucado, las cocadas, de icacos, de batata, la arropilla. Los rasguñaos (dulces a base de frutas y legumbres) son consumidos en mayor cantidad en la Semana Santa, especialmente en el Atlántico.
Gastronomía
Se pueden degustar multitud de platos como sancochos de sábalo, de bocachico, trifásico, de guandú, de gallina, de costilla, de rabo, de mondongo, de fríjoles (cabecita negra, zaragoza), mote de queso, rundown; pescados como la mojarra, el bocachico, el sábalo, el lebranche, el pargo, la sierra, el chivo; mariscos como el camarón, langosta, langostinos, ostras, chipichipi; la carne en posta, guisada, asada, puyada; el chicharrón; animales de monte en distintas preparaciones como el chivo, carnero, icotea, ñeque, guartinaja, pisingo, mono, armadillo, tortuga, tapir, venado, saíno; el friche; el ñame; la butifarra; todo tipo de arepas, entre las que sobresale la arepa de huevo; la carimañola; las empanadas, entre las que sobresale la empanada con huevo cartagenera; la hallaca y el pastel (de arroz); el patacón; los buñuelos de frijol cabecita negra, los bollos de maíz, de angelito, de yuca y de plátano; los diabolines, las almojábanas, los queques, el quibbe, la tajada de plátano maduro frita, el queso costeño, el suero. Entre las bebidas, refrescos de frutas frescas como anón, corozo, guanábana, mango, marañón, tamarindo, guayaba, zapote, níspero, el boli, el agua de panela con limón, el agua de arroz, el agua de maíz, entre otros. Arroces de coco, de lisa, de pollo, de fríjol cabecita negra, blanco, de fideos, de chipichipi y el cucayo. Dulces como la alegría, el caballito, el enyucado, las cocadas, de icacos, de batata, la arropilla. Los rasguñaos (dulces a base de frutas y legumbres) son consumidos en mayor cantidad en la Semana Santa, especialmente en el Atlántico.
Celebraciones
Entre las celebraciones populares más importantes están:
- El Carnaval de Barranquilla, declarado Patrimonio Oral e Inmaterial por la Unesco en 2003.
- Las Fiestas del 20 de enero en Sincelejo, declaradas patrimonio cultural de la nación en 2009, por ser las más antigüas y entre las más famosas festividades celebradas en Colombia.
- El Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, Cesar.
- El Reinado Nacional de la Belleza, en el marco de la celebración de la Independencia de Cartagena.
- Las Fiestas del Mar en Santa Marta.
- El Festival del Porro en San Pelayo, (Córdoba).
- Las corralejas, festividades taurinas muy concurridas en las poblaciones costeñas, principalmente en Sucre, Córdoba y Bolívar.
- Las Fiestas del Caimán cienaguero en Ciénaga.
- El Festival de la Cumbia en El Banco, Magdalena.
- El Festival del Hombre Caiman en Plato, Magdalena.
- El Festival Nacional de Compositores en San Juan del Cesar, Guajira.
- El Festival Cuna de Acordeones en Villanueva, Guajira.
- El Festival Francisco El Hombre en Riohacha, Guajira.
- El Festival de Acordeoneros y Compositores en Chinú (Córdoba).
- El Festival Del Dividivi en Riohacha, Guajira.
Música folclórica
El ritmo y danza más conocido internacionalmente es la cumbia, que conjuga melodías indígenas y ritmos africanos. Entre los exponentes más conocidos están José Barros, Pacho Galán, Totó la Momposina, Lucho Bermúdez, Francisco Zumaqué, Mario Gareña y Petrona Martínez. Las mujeres visten faldas o polleras a cuadros de color rojo, están descalzas o usan cotizas. Llevan generalmente pañuelo a la cabeza y candongas y en las manos tienen una vela encendida con la que espantan al hombre en su cortejo; los hombres visten de liqui-liqui blanco, con pantalón remangado (o recogido hasta más o menos media pantorrilla) y camisa de puño cerrado, van descalzos o con cotizas y usan sombrero vueltiao o corrosca, pañolón al cuello, machete y mochila de colores.
El porro es otro importante aire musical de la región. Tiene dos variedades: el porro tapao o puya y el porro palitiao o gaita.
De la región de Valledupar es el vallenato, el género musical más conocido de Colombia en la actualidad. Tradicionales también son el mapalé, baile pura y exclusivamente africano, el fandango, el garabato, el bullerengue, el chandé, las gaitas, las pilanderas, la puya, el jalao, el paseo sabanero, el merecumbé. Más recientemente se ha dado conocer la música champeta, originaria y típica de la zona de Cartagena.
Folclore
El Folklore colombiano es uno de los más reconocidos en el ámbito internacional. Esto debido a las diferentes expresiones que se destacan en las regiones como.
La Caribe, Pacifica, Andina, Orinoco, amazonas y las Islas de San Andrés y Providencia, en donde la música, las costumbres, danzas, mitos y leyendas emergieron y se perfeccionaron en los últimos siglos.
Pero es quizá, que desde la época de nuestros aborígenes indígenas y colonias procedentes del exterior (España y africanas en gran parte), que dichas culturas se radicaron en el territorio nacional, con el fin de difundir y conservar en parte sus conocimientos
La Caribe, Pacifica, Andina, Orinoco, amazonas y las Islas de San Andrés y Providencia, en donde la música, las costumbres, danzas, mitos y leyendas emergieron y se perfeccionaron en los últimos siglos.
Pero es quizá, que desde la época de nuestros aborígenes indígenas y colonias procedentes del exterior (España y africanas en gran parte), que dichas culturas se radicaron en el territorio nacional, con el fin de difundir y conservar en parte sus conocimientos
VALLENATO
Muchas personas lo describirían simplemente como un tipo de música típico de la costa norte de Colombia, más exactamente de Valledupar, capital del departamento del Cesar. Y en cierta medida es verdad ya que el Vallenato es la combinación de tres instrumentos básicos como lo son el acordeón, la caja y la guacharaca dando como resultado final un género único que no saldría sino mucho tiempo después de la región en donde nació para expandirse por todo el territorio nacional y luego, por muchos países de habla hispana.
Muchas personas lo describirían simplemente como un tipo de música típico de la costa norte de Colombia, más exactamente de Valledupar, capital del departamento del Cesar. Y en cierta medida es verdad ya que el Vallenato es la combinación de tres instrumentos básicos como lo son el acordeón, la caja y la guacharaca dando como resultado final un género único que no saldría sino mucho tiempo después de la región en donde nació para expandirse por todo el territorio nacional y luego, por muchos países de habla hispana.
La palabra "vallenato" sale de la descomposición de la frase "nato del Valle", respuesta que daban los de esa región cuando se les preguntaba de donde eran. la música vallenata tiene cuatro ritmos básicos que son: el son, el paseo, el merengue y la puya.
EL SON
En el son, el ritmo más lento de todos y a su vez el más peculiar, la coordinación de los tres instrumentos es supremamente importante para poder mantener el ritmo y la melodía. Este se puede diferenciar de los otros al escuchar el acordeón, puesto que la ejecución casi que individual de la lira siempre debe ir acompañada por la de los bajos. La ejecución del acordeón es tan compleja que casi se puede decir que el acordeonero lleva dos ejecuciones en una sola melodía: la de las liras y la de los bajos.
En el son, el ritmo más lento de todos y a su vez el más peculiar, la coordinación de los tres instrumentos es supremamente importante para poder mantener el ritmo y la melodía. Este se puede diferenciar de los otros al escuchar el acordeón, puesto que la ejecución casi que individual de la lira siempre debe ir acompañada por la de los bajos. La ejecución del acordeón es tan compleja que casi se puede decir que el acordeonero lleva dos ejecuciones en una sola melodía: la de las liras y la de los bajos.
EL PASEO
Es el ritmo más tocado y más comercializado en la música vallenata. Es un poco más rápido que el son y se divide en dos: paseo lento y paseo rápido. El paseo lento es por lo general romántico aunque hay ocasiones en que se le compone a un amigo, a un pueblo y en general a las costumbres provincianas.
El paseo rápido, como su propio nombre lo indica, es un poco más rápido y son raras las veces en que éste es romántico. Generalmente éste es el que se usa para que el acordeón se luzca y tome un papel protagónico en la canción. Muchas personas lo cofunden con el merengue ya que puede llegar a ser casi tan rápido como lo es éste.
El común denominador entre los dos paseos es el ritmo que llevan los instrumentos, aunque éste varía en su rapidez dependiendo de la clase de paseo. Escuchando atentamente la guacharaca se puede diferenciar fácilmente de los demás ritmos.
Es el ritmo más tocado y más comercializado en la música vallenata. Es un poco más rápido que el son y se divide en dos: paseo lento y paseo rápido. El paseo lento es por lo general romántico aunque hay ocasiones en que se le compone a un amigo, a un pueblo y en general a las costumbres provincianas.
El paseo rápido, como su propio nombre lo indica, es un poco más rápido y son raras las veces en que éste es romántico. Generalmente éste es el que se usa para que el acordeón se luzca y tome un papel protagónico en la canción. Muchas personas lo cofunden con el merengue ya que puede llegar a ser casi tan rápido como lo es éste.
El común denominador entre los dos paseos es el ritmo que llevan los instrumentos, aunque éste varía en su rapidez dependiendo de la clase de paseo. Escuchando atentamente la guacharaca se puede diferenciar fácilmente de los demás ritmos.
EL MERENGUE
Por lo general es mucho más alegre que los dos anteriores y también más rápido.
Muchos dicen que su origen está en Centro América o en Las Antillas debido a su similitud con en el merengue dominicano.
Precisamente ésta característica puede ser de gran ayuda a la hora de diferenciarlos con los otros ritmos. El merengue se baila de una forma parecida al dominicano y junto con el paseo es el que más se comercializa en las producciones discográficas.
Aunque no es el ritmo romántico por excelencia, muchos de los merengues hablan de la mujer y de anécdotas alrededor del amor.
Por lo general es mucho más alegre que los dos anteriores y también más rápido.
Muchos dicen que su origen está en Centro América o en Las Antillas debido a su similitud con en el merengue dominicano.
Precisamente ésta característica puede ser de gran ayuda a la hora de diferenciarlos con los otros ritmos. El merengue se baila de una forma parecida al dominicano y junto con el paseo es el que más se comercializa en las producciones discográficas.
Aunque no es el ritmo romántico por excelencia, muchos de los merengues hablan de la mujer y de anécdotas alrededor del amor.
LA PUYA
Este es el más rápido de todos y a su vez el más complejo, sin embargo es que más fácil se puede captar. El acordeón la caja y la guacharaca se tienen que ejecutar con bastante habilidad debido a la misma rapidez del ritmo. De éste ritmo se puede decir que siempre
Este es el más rápido de todos y a su vez el más complejo, sin embargo es que más fácil se puede captar. El acordeón la caja y la guacharaca se tienen que ejecutar con bastante habilidad debido a la misma rapidez del ritmo. De éste ritmo se puede decir que siempre
En distintas poblaciones a lo largo y ancho de la geografía Caribe colombiana se cultivan desde tiempos inmemoriales un sinnúmero de prácticas danzarias y sonoras conocidas como el complejo de los bailes cantados, que en su esencia no son más que representaciones espontáneas de cantos, toques y bailes, en cuya organología musical intervienen instrumentos de percusión, palmas o tablas, guacharaca y maracas en algunas ocasiones, coro o canto responsorial y versos libres. Dichas prácticas son el resultado de largos procesos de hibridaciones culturales, sociales, políticas, religiosas, económicas y de otros factores.
La música y la danza constituyen un patrimonio artístico y cultural inherente a la población del Caribe colombiano. Así, las celebraciones, conmemoraciones y festividades de tipo religioso, profano, patronal, cívico, patriótico y demás han estado acompañadas de canto espontáneo, toques de tambor, baile colectivo y en muchos casos el consumo de bebidas alcohólicas. Así, las fiestas de San Juan y San Pedro (durante el mes de junio), día de Santa Catalina (25 de noviembre), fiesta de la Pascua (25 de diciembre), fiesta de los Reyes Magos (6 de enero), fiesta de San Sebastián (20 de enero) entre otras, han sido un motivo para las congregaciones masivas en muchas poblaciones ribereñas.
Los bailes, de acuerdo con la región y el acompañamiento musical, varían. Por lo general, en las poblaciones con asentamientos indígenas predomina el baile de forma circular, sereno y pausado. Mientras en los poblados con arraigo afro son característicos los movimientos exóticos y las flexibilidades de los danzantes.
Estas manifestaciones repentinas dinámicas reciben influencias externas, formas de adaptaciones, asimilaciones, evoluciones y transformaciones (pérdidas y ganancias), debido a los cambios sociales y los desarrollos de cada época y de cada generación. Una de las características principales de las músicas regionales es que han sido transmitidas por medio oral de generación en generación, es decir, no han sido objeto de estudios académicos de tipo musicológico sino por el aprendizaje empírico.
Ellas son expresiones generadoras de valores intrínsecos, pues permiten a las comunidades reconocerse histórica y locativamente, además, fomentan el espíritu de convivencia y respeto en los procesos de diversidad multicultural e identidad. No obstante presentar rasgos en común, la cultura musical Caribe colombiana carece de homogeneidad total, es decir, la riqueza y la cantidad de especies y patrones artísticos varían de una comunidad a otra.
Son distintos los formatos y las formas musicales que regularmente se ejecutan en distintas regiones. Cada zona tiene a su vez estructuras y esquemas rítmicos muy particulares, golpes peculiares, cantos y tonadas propias, versos natos, y lo más complicado, calificativos caprichosos, arbitrarios y especulativos en cuanto a la designación de los estilos musicales vernáculos. En algunos casos se toman como referencias nombres de géneros populares europeos como ‘fandango’, ‘zambapalo’, ‘tuna’, etc., otros por extensión los asocian al plano organológico como la ‘tambora’, ‘chuana’, ‘gaita’ (estos dos últimos para los conjuntos de gaiteros), igualmente se relaciona la fauna, la flora y el entorno ambiental e histórico para denominar aires como ‘pajarito’, ‘mapalé’, ‘garabato’, ‘bullerengue’, ‘chalupa’, etc.
En el lenguaje popular es frecuente escuchar los términos ‘ritmo de’, o ‘aire de’ para designar lo que en teoría musical técnica se conoce como ‘género’ o ‘forma’ musical, lo cual consiste en escuchar y discriminar auditivamente las semejanzas y diferencias estructurales de las formas musicales.
Una clasificación taxonómica de los distintos géneros musicales y modalidades de baile en esta región es tarea muy complicada puesto que existen diferencias en cuanto a terminología se refiere de una población a otra, es decir, la forma como se determinan los estilos musicales difiere mucho en cada región.
En consecuencia, se hace necesario un análisis musicológico en aras de comprender cada forma, cada modalidad de baile, cada muestra de versos y coros, en fin, es un reto y tarea obligada para investigadores, musicólogos y demás estudiosos del quehacer musical Caribe. Una constante en la música tradicional del Caribe colombiano consiste en acentuar el cuarto tiempo en los compases binarios y el tercer tiempo en los compases con subdivisión ternaria. Las músicas de tradición oral de esta región son ricas en el aspecto rítmico percusivo, muestran riqueza en la complejidad e irregularidad métrica, lo que las hace atractivas e interesantes tanto para bailadores como para melómanos.en compás de seis octavos (escúchese ‘Los pozos brillantes’), mientras en la región de San Sebastián se cultiva un estilo conocido como ‘brincao’ (escúchese ‘Pajarito volá’).
Es preciso resaltar que lo que se conoce como ‘chandé pascuero’ en esta subregión momposina es totalmente distinto a lo que en el Caribe y en muchas partes del país denominan chandé, el cual se refiere a un aire de ‘garabato’ o ‘Pajarito’, muy relacionado con la obra insigne del maestro Antonio María Peñaloza rotulada ‘Te olvidé’, grabada en el año 1953 para el sello Curro de Sigue habiendo confusión en cuanto a las variadas denominaciones genéricas con respecto a estas expresiones, tales como músicas folclóricas, locales, regionales, raizales, étnicas, campesinas, mulatas, esotéricas, mágicas, mestizas, populares, nacionales, tradicionales, etc.
Una vista panorámica aproximada del acervo tradicional musical nos podría ubicar geográficamente en cuatro subregiones donde mayormente se cultivan todas estas especies artísticas que se conocen genéricamente como los ‘bailes cantados’, en cuya organología musical no intervienen en su ejecución instrumentos melódicos (pitos atravesaos o pitos cabeza de cera), sino por el contrario, se destacan los instrumentos de percusión (tambores de amarre), cantos y bailes.
La subregión de la Depresión Momposina, en el departamento de Bolívar, la cual comparte límites con los departamentos del Cesar y Magdalena, hace parte del ecosistema estratégico constituido por la confluencia de los ríos Grande de la Magdalena, Cauca y San Jorge. Su territorio cubre tanto unidades de paisaje de colinas o sabanas como llanuras de inundación. Allí, a su vez, se forma una red de brazos, como los de Loba, Mompós, Morales, Simití y Quitasol. Los primeros pobladores de estas regiones fueron aborígenes de las tribus chimilas y malibúes. La llegada de los conquistadores españoles y la incorporación de negros esclavos a las jornadas laborales de la región dio como resultado un proceso transcultural de hibridación multicultural. Los estilos musicales predominantes en esta región son dos complejos con múltiples variantes, el chandé y la Tambora.
En distintas poblaciones ribereñas en la región de Loba y algunos municipios del sur del Cesar, como Altos del Rosario, Barranco de Loba, San Martín de Loba, Hatillo de Loba, Magangué, Morales, San Pablo, Simití, Cantagallo, El Peñón, Tamalameque, Chimichagua, El Paso, Chiriguaná y Gamarra, entre otras, la Tambora como género musical se convierte en la principal manifestación cultural de la región. Con este nombre se conoce una modalidad de baile, canto y toques donde intervienen una tambora o bombo (tambor de forma cilíndrica de doble membrana), ejecutada con dos golpeadores o baquetas, cuya posible procedencia apunta a ser una réplica del tambor militar europeo, un tambor de forma cónica llamado ‘currulao’, palmas o tablitas (gallitos) ejecutados a tiempo, versos de inspiración repentina y coro responsorial. En los últimos años han surgido nuevas modalidades como la ‘Tambora-Tambora’, el ‘berroche o pereque’, y la ‘guacherna’ (escúchese ‘Se encojó mi caballito’).
Entre tanto, en municipios, corregimientos y caseríos aledaños a Santa Cruz de Mompox como Talaigua Viejo, Talaigua Nuevo, San Sebastián de Buenavista, Santa Bárbara de Pinto, Margarita, El Banco y Guamal, entre otros, el chandé se considera alma y expresión de los acontecimientos colectivos. El término ‘chandé’, igualmente, significa jolgorio, festín, parranda, reunión. Existen variantes métricas, es así como en la región de Talaigua se interpreta Cartagena.
La subregión del Canal del Dique, al norte del departamento de Bolívar y sur del Atlántico, en el Bajo Magdalena, comprende un extenso caño artificial con 117 kilómetros de longitud, donde ciénagas, esteros, ríos, canales y territorio rural se funden para comunicar el municipio de Calamar hasta el poblado de Pasacaballos, en la Bahía de Cartagena de Indias.
En pueblos como Calamar, Mahates, Malagana, Evitar, Soplaviento, Manatí, Arenal, Luruaco, Santa Lucía, Arroyohondo, Gambote, San Cristóbal, San Pablo y Gamero, entre muchos, ‘El Son de Negro’ es el patrimonio cultural más importante de esta región. Consiste en un árbol genealógico donde estilos como ‘son de pajarito’, ‘bulgaria’, ‘chalupa’, ‘maestranza’, ‘congo’, ‘cabildos’, ‘sones de sextetos’, ‘mapalé’, ‘garabato’, ‘puya’, etc., hacen parte de este gran complejo cultural. El formato típico presenta un tambor alegre, guacharaca larga, tablas, palmas, versos y coros (escúchese ‘La rama de tamarindo’).
En las estribaciones bajas de los Montes de María, cuya población en su mayoría pertenece a la etnia negra, las tonadas bases más representativas son los ‘fandangos de lengua’, el ‘bullerengue’, la ‘chalupa’, los ‘cantos de lumbalú’ y los ‘rosarios cantaos’.
En sitios como Malagana, Evitar, San Cristóbal, San Pablo, Gamero, San Cayetano, San Antonio, Palo Alto, Marialabaja, San Onofre y el Palenque de San Basilio, entre otros, sus moradores practican un baile comunal donde resaltan hechos de la vida cotidiana y creencias religiosas. El bullerengue se ejecuta con un tambor mayor alegre, conocido también como tambor hembra o quitahambre, un tambor llamador y palmas, tradicionalmente no se interpreta con tambora. El lumbalú o baile de muerto es un ritual fúnebre acompañado con tambor llamador y un tambor pechiche, usualmente durante nueve noches.
Las zonas costeras del Litoral Atlántico medio y sur en los departamentos de Bolívar, Córdoba, Sucre y áreas circunvecinas de Antioquia, donde predomina la población mayoritaria de afrodescendientes, el patrón cultural es el ‘bullerengue’.
En lugares como Arbolete, Necoclí, Uré, San Juan de Urabá, Apartadó, Turbo, Puerto Escondido, Cristo Rey, Mulatos, Moñitos, Chigorodó, Pasacaballos, Barú, La Boquilla y Bocachica, entre otros, la congregación gira en torno a un grupo de cantadoras y cantadores (regularmente personas de mayor edad), los cuales con un tambor alegre al golpe de ‘canteo’, un golpe a contratiempo (segundo y cuarto) tocados en el tambor llamador o bambuquito con baquetas, la bulla y la algarabía hacen un encuentro fraterno que ayuda al reencuentro de las comunidades.
Durante mucho tiempo, estas costumbres fueron estigmatizadas por sectores de la alta sociedad y algunos miembros de la Iglesia Católica como ‘Ritos diabólicos’ o ‘prácticas satánicas’, lo cual ha sido un craso error al no comprender y respetar que desde una perspectiva sociológica y antropológica el legado musical ribereño ha contribuido al engrandecimiento de la cultura popular Caribe colombiana.
A pesar de las transformaciones sociales de las últimas décadas, la influencia de los medios masivos de comunicación ha sido determinante en la divulgación de las costumbres rurales. Las pocas grabaciones en acetato que se realizaron anteriormente no reflejan una muestra cercana de las tradiciones, la llegada del picó contribuyó al decaimiento de las costumbres rurales y marginales, las difíciles condiciones de comunicación, el poco despliegue periodístico e investigativo se sumó durante un tiempo al poco conocimiento de esta cultura anfibia.
Pero, gracias a los festivales, encuentros, concursos, conferencias, talleres, nuevas grabaciones fonográficas, documentales audiovisuales y escritos literarios, entre muchos, estas tradiciones se mantienen vigentes y paulatinamente van tomando posiciones relevantes en el contexto regional y nacional.
Este bagaje constituye un banco potencial de recursos sonoros inagotable, tanto que con el auge a comienzos de la década de los años noventa del movimiento llamado ‘World Music’ se ha despertado en el país un gran interés en las propuestas musicales urbanas por incluir elementos de las tradiciones afro-colombianas, debido a que la tendencia de las agrupaciones modernas de vanguardia (rock, jazz, pop, crossover, orquestas y conjuntos tropicales, etc.) con nuevas fórmulas de ‘fusión’, pretenden encontrar un sonido que los identifique con ‘identidad colombiana’. Estas manifestaciones repentinas dinámicas reciben influencias externas, formas de adaptaciones, asimilaciones, evoluciones y transformaciones (pérdidas y ganancias), debido a los cambios sociales y los desarrollos de cada época y de cada generación.
Una de las características principales de las músicas regionales es que han sido transmitidas por medio oral de generación en generación, es decir, no han sido objeto de estudios académicos de tipo musicológico sino por el aprendizaje empírico.
Ellas son expresiones generadoras de valores intrínsecos, pues permiten a las comunidades reconocerse histórica y locativamente, además, fomentan el espíritu de convivencia y respeto en los procesos de diversidad multicultural e identidad. No obstante presentar rasgos en común, la cultura musical Caribe colombiana carece de homogeneidad total, es decir, la riqueza y la cantidad de especies y patrones artísticos varían de una comunidad a otra.
Son distintos los formatos y las formas musicales que regularmente se ejecutan en distintas regiones. Cada zona tiene a su vez estructuras y esquemas rítmicos muy particulares, golpes peculiares, cantos y tonadas propias, versos natos, y lo más complicado, calificativos caprichosos, arbitrarios y especulativos en cuanto a la designación de los estilos musicales vernáculos. En algunos casos se toman como referencias nombres de géneros populares europeos como ‘fandango’, ‘zambapalo’, ‘tuna’, etc., otros por extensión los asocian al plano organológico como la ‘tambora’, ‘chuana’, ‘gaita’ (estos dos últimos para los conjuntos de gaiteros), igualmente se relaciona la fauna, la flora y el entorno ambiental e histórico para denominar aires como ‘pajarito’, ‘mapalé’, ‘garabato’, ‘bullerengue’, ‘chalupa’, etc.
En el lenguaje popular es frecuente escuchar los términos ‘ritmo de’, o ‘aire de’ para designar lo que en teoría musical técnica se conoce como ‘género’ o ‘forma’ musical, lo cual consiste en escuchar y discriminar auditivamente las semejanzas y diferencias estructurales de las formas musicales.
Una clasificación taxonómica de los distintos géneros musicales y modalidades de baile en esta región es tarea muy complicada puesto que existen diferencias en cuanto a terminología se refiere de una población a otra, es decir, la forma como se determinan los estilos musicales difiere mucho en cada región. En consecuencia, se hace necesario un análisis musicológico en aras de comprender cada forma, cada modalidad de baile, cada muestra de versos y coros, en fin, es un reto y tarea obligada para investigadores, musicólogos y demás estudiosos del quehacer musical Caribe. Una constante en la música tradicional del Caribe colombiano consiste en acentuar el cuarto tiempo en los compases binarios y el tercer tiempo en los compases con subdivisión ternaria. Las músicas de tradición oral de esta región son ricas en el aspecto rítmico percusivo, muestran riqueza en la complejidad e irregularidad métrica, lo que las hace atractivas e interesantes tanto para bailadores como para melómanos.
Sigue habiendo confusión en cuanto a las variadas denominaciones genéricas con respecto a estas expresiones, tales como músicas folclóricas, locales, regionales, raizales, étnicas, campesinas, mulatas, esotéricas, mágicas, mestizas, populares, nacionales, tradicionales, etc.
Una vista panorámica aproximada del acervo tradicional musical nos podría ubicar geográficamente en cuatro subregiones donde mayormente se cultivan todas estas especies artísticas que se conocen genéricamente como los ‘bailes cantados’, en cuya organología musical no intervienen en su ejecución instrumentos melódicos (pitos atravesaos o pitos cabeza de cera), sino por el contrario, se destacan los instrumentos de percusión (tambores de amarre), cantos y bailes.
La subregión de la Depresión Momposina, en el departamento de Bolívar, la cual comparte límites con los departamentos del Cesar y Magdalena, hace parte del ecosistema estratégico constituido por la confluencia de los ríos Grande de la Magdalena, Cauca y San Jorge. Su territorio cubre tanto unidades de paisaje de colinas o sabanas como llanuras de inundación. Allí, a su vez, se forma una red de brazos, como los de Loba, Mompós, Morales, Simití y Quitasol. Los primeros pobladores de estas regiones fueron aborígenes de las tribus chimilas y malibúes. La llegada de los conquistadores españoles y la incorporación de negros esclavos a las jornadas laborales de la región dio como resultado un proceso transcultural de hibridación multicultural. Los estilos musicales predominantes en esta región son dos complejos con múltiples variantes, el chandé y la Tambora.
En distintas poblaciones ribereñas en la región de Loba y algunos municipios del sur del Cesar, como Altos del Rosario, Barranco de Loba, San Martín de Loba, Hatillo de Loba, Magangué, Morales, San Pablo, Simití, Cantagallo, El Peñón, Tamalameque, Chimichagua, El Paso, Chiriguaná y Gamarra, entre otras, la Tambora como género musical se convierte en la principal manifestación cultural de la región. Con este nombre se conoce una modalidad de baile, canto y toques donde intervienen una tambora o bombo (tambor de forma cilíndrica de doble membrana), ejecutada con dos golpeadores o baquetas, cuya posible procedencia apunta a ser una réplica del tambor militar europeo, un tambor de forma cónica llamado ‘currulao’, palmas o tablitas (gallitos) ejecutados a tiempo, versos de inspiración repentina y coro responsorial. En los últimos años han surgido nuevas modalidades como la ‘Tambora-Tambora’, el ‘berroche o pereque’, y la ‘guacherna’ (escúchese ‘Se encojó mi caballito’). Entre tanto, en municipios, corregimientos y caseríos aledaños a Santa Cruz de Mompox como Talaigua Viejo, Talaigua Nuevo, San Sebastián de Buenavista, Santa Bárbara de Pinto, Margarita, El Banco y Guamal, entre otros, el chandé se considera alma y expresión de los acontecimientos colectivos. El término ‘chandé’, igualmente, significa jolgorio, festín, parranda, reunión. Existen variantes métricas, es así como en la región de Talaigua se interpreta en compás de seis octavos (escúchese ‘Los pozos brillantes’), mientras en la región de San Sebastián se cultiva un estilo conocido como ‘brincao’ (escúchese ‘Pajarito volá’). Es preciso resaltar que lo que se conoce como ‘chandé pascuero’ en esta subregión momposina es totalmente distinto a lo que en el Caribe y en muchas partes del país denominan chandé, el cual se refiere a un aire de ‘garabato’ o ‘Pajarito’, muy relacionado con la obra insigne del maestro Antonio María Peñaloza rotulada ‘Te olvidé’, grabada en el año 1953 para el sello Curro de Cartagena.
La subregión del Canal del Dique, al norte del departamento de Bolívar y sur del Atlántico, en el Bajo Magdalena, comprende un extenso caño artificial con 117 kilómetros de longitud, donde ciénagas, esteros, ríos, canales y territorio rural se funden para comunicar el municipio de Calamar hasta el poblado de Pasacaballos, en la Bahía de Cartagena de Indias.
En pueblos como Calamar, Mahates, Malagana, Evitar, Soplaviento, Manatí, Arenal, Luruaco, Santa Lucía, Arroyohondo, Gambote, San Cristóbal, San Pablo y Gamero, entre muchos, ‘El Son de Negro’ es el patrimonio cultural más importante de esta región. Consiste en un árbol genealógico donde estilos como ‘son de pajarito’, ‘bulgaria’, ‘chalupa’, ‘maestranza’, ‘congo’, ‘cabildos’, ‘sones de sextetos’, ‘mapalé’, ‘garabato’, ‘puya’, etc., hacen parte de este gran complejo cultural. El formato típico presenta un tambor alegre, guacharaca larga, tablas, palmas, versos y coros (escúchese ‘La rama de tamarindo’). En las estribaciones bajas de los Montes de María, cuya población en su mayoría pertenece a la etnia negra, las tonadas bases más representativas son los ‘fandangos de lengua’, el ‘bullerengue’, la ‘chalupa’, los ‘cantos de lumbalú’ y los ‘rosarios cantaos’.
En sitios como Malagana, Evitar, San Cristóbal, San Pablo, Gamero, San Cayetano, San Antonio, Palo Alto, Marialabaja, San Onofre y el Palenque de San Basilio, entre otros, sus moradores practican un baile comunal donde resaltan hechos de la vida cotidiana y creencias religiosas. El bullerengue se ejecuta con un tambor mayor alegre, conocido también como tambor hembra o quitahambre, un tambor llamador y palmas, tradicionalmente no se interpreta con tambora. El lumbalú o baile de muerto es un ritual fúnebre acompañado con tambor llamador y un tambor pechiche, usualmente durante nueve noches.
Las zonas costeras del Litoral Atlántico medio y sur en los departamentos de Bolívar, Córdoba, Sucre y áreas circunvecinas de Antioquia, donde predomina la población mayoritaria de afrodescendientes, el patrón cultural es el ‘bullerengue’. En lugares como Arbolete, Necoclí, Uré, San Juan de Urabá, Apartadó, Turbo, Puerto Escondido, Cristo Rey, Mulatos, Moñitos, Chigorodó, Pasacaballos, Barú, La Boquilla y Bocachica, entre otros, la congregación gira en torno a un grupo de cantadoras y cantadores (regularmente personas de mayor edad), los cuales con un tambor alegre al golpe de ‘canteo’, un golpe a contratiempo (segundo y cuarto) tocados en el tambor llamador o bambuquito con baquetas, la bulla y la algarabía hacen un encuentro fraterno que ayuda al reencuentro de las comunidades.
Durante mucho tiempo, estas costumbres fueron estigmatizadas por sectores de la alta sociedad y algunos miembros de la Iglesia Católica como ‘Ritos diabólicos’ o ‘prácticas satánicas’, lo cual ha sido un craso error al no comprender y respetar que desde una perspectiva sociológica y antropológica el legado musical ribereño ha contribuido al engrandecimiento de la cultura popular Caribe colombiana.
A pesar de las transformaciones sociales de las últimas décadas, la influencia de los medios masivos de comunicación ha sido determinante en la divulgación de las costumbres rurales.
Las pocas grabaciones en acetato que se realizaron anteriormente no reflejan una muestra cercana de las tradiciones, la llegada del picó contribuyó al decaimiento de las costumbres rurales y marginales, las difíciles condiciones de comunicación, el poco despliegue periodístico e investigativo se sumó durante un tiempo al poco conocimiento de esta cultura anfibia.
Pero, gracias a los festivales, encuentros, concursos, conferencias, talleres, nuevas grabaciones fonográficas, documentales audiovisuales y escritos literarios, entre muchos, estas tradiciones se mantienen vigentes y paulatinamente van tomando posiciones relevantes en el contexto regional y nacional.
Este bagaje constituye un banco potencial de recursos sonoros inagotable, tanto que con el auge a comienzos de la década de los años noventa del movimiento llamado ‘World Music’ se ha despertado en el país un gran interés en las propuestas musicales urbanas por incluir elementos de las tradiciones afro-colombianas, debido a que la tendencia de las agrupaciones modernas de vanguardia (rock, jazz, pop, crossover, orquestas y conjuntos tropicales, etc.) con nuevas fórmulas de ‘fusión’, pretenden encontrar un sonido que los identifique con ‘identidad colombiana’.
EL PORRO
Ritmo más rápido que la Cumbia. De ritmo monótono pero alegre.
El porro antiguo se tocaba con instrumentos indígenas. El porro moderno es ejecutado con “bandas papayeras”.
Nacido y desarrollado en Colombia, principalmente en la costa atlántica o región caribe (departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar y Atlantico), y luego extendido a otros confines. Es un ritmo muy alegre y fiestero propicio para el baile en parejas.
Se ejecuta en compás de 2/4; el mismo del pasodoble y el tango. Pero como tampoco en la música faltan discrepancias, se sostiene que su verdadero compás es el 4/4; el mismo de la samba. Ambos se tocan en lo que se llama “compás partido”, que para algunos es el mismo 2/4.
El porro, en su variante orquestado, alcanzó una amplia difusión nacional e internacional en las décadas de los 60 y 70. La cual estuvo a cargo de reconocidas agrupaciones como Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Juan Piña, Billos Caracas Boys, La Sonora Cordobesa, Pedro Laza y sus Pelayeros (que no eran de San Pelayo) entre otras.
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